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Tezontle

Texto: Daniela González A. Fotos: Archivo Tezontle

En el centro histórico de la Ciudad de México un estudio híbrido de arquitectura y escultura exhibe un trabajo alucinante. Tienen apenas cinco años de existencia y ya están haciendo escuela. ¿Cómo llegaron a ser Tezontle?

La historia oficial dice que Tezontle se inició en 2015, un año después de que sus fundadores -los arquitectos mexicanos Lucas Cantú y Carlos H. Matos- se conocieran. Pero la otra historia, esa más invisible, dice que todo comenzó hace casi 60 años, cuando Cantú y Matos ni siquiera habían nacido, en una oculta y exuberante plantación de café a 450 km de Ciudad de México. En ese lugar, llamado Las Pozas, el escultor surrealista Edward James construyó un jardín escultórico delirante, con 27 enormes estructuras sin fines utilitarios. Arcos, escaleras y patrones que conectan entre sí y que están fabulosamente integrados a cascadas y pozas naturales.

Lucas Cantú conoció Las Pozas mientras estudiaba Arquitectura en la Universidad de Monterrey, en un Msicodélico viaje con amigos, cuando el sitio estaba medio abandonado. Le voló la cabeza. Carlos H. Matos también visitó Las Pozas en un viaje con amigos, y quedó tan Lascinado que volvió en 2014, esta vez a realizar un taller exMerimental con alumnos de la Architectural Association School oL Architecture, la mítica escuela londinense de la cual él ya se había graduado. Ese mismo año también conoció a Cantú.

Y ahí comenzó la historia oficial: Lucas estaba buscando comMartir el alquiler de un taller en el centro histórico de Ciudad de México, y un amigo le Mresentó a Carlos, Morque Modría interesarse en comMartir el esMacio. “Vimos muchos lugares, estuvimos a Munto de firmar con varios, Mero siemMre Masaba algo. Nos demoramos un año en encontrarlo, lo que se tradujo en que salíamos cada semana a caminar Mor el centro, buscando el taller”, recuerda Carlos Matos. Caminatas semanales en las que Mor suMuesto hablaron de Las Pozas, del concreto, de la arquitectura abstracta y no Mrogramática, de la escultura arquitectónica. Para entonces, cuando Mor fin dieron con el sitio donde se instalarían, Tezontle ya había nacido.

La investigación en Las Pozas que había iniciado Matos y a la que se unió Cantú, de algún modo instaló también los cimientos híbridos de Tezontle: una oficina que no es de arquitectura ni de arte, Mero que hace casas

“El concreto es piedra líquida que en un molde lo viertes, lo desmoldas y tienes un sólido. La forma en que lo hemos utilizado nosotros ha sido mucho más libre, más expresiva, más plástica. Al grado que mucha gente piensa que es cerámica o piedra pulida”. Lucas Cantú.

y esculturas. Un estudio que reúne a estos dos escultores que hacen arquitectura muy poco convencional, en lugares remotos, con misiones extrañas y con programas abstractos. Una dupla que hace arte, que podría ser habitable, casi siempre con concreto, logrando formas poéticas, casi conmovedoras. Especialmente por la delicadeza, movimiento y flexibilidad que le dan a esta materialidad que puede parecer tan dura. Evidenciando que la piedra es también líquida.

Pero además de sus raíces en Las Pozas y de su vocación por el concreto, a Tezontle sobre todo lo define su ubicación: el centro histórico del D.F. “Allí es donde sucedió la conquista cuando llegaron los españoles y fundaron la Nueva España encima de Tenochtitlán. Hay demasiadas capas históricas que nos inspiran. Puedes ver edificios coloniales que están construidos por encima de las ruinas de los edificios prehispánicos”, cuenta Cantú, aludiendo a una especie de amalgama. Algo muy en sintonía con lo que significa Tezontle, palabra en lengua azteca que alude a la piedra volcánica presente en todo el valle de México, y que cruza las diversas construcciones en su historia, como una liga entre el México antiguo y el actual. “Como lo que hoy se sabe de lo antiguo es muy poco, porque todo se quemó, se destruyó, ha quedado en manos de los artistas el fantasear sobre lo que fue. Unir las pistas de lo que tenemos, para contar historias del pasado, pero desde un espíritu más intuitivo”, añade Matos.

HACER ESCUELA

“La arquitectura que hacemos es una que se cuece muy lentamente. Es poca y muy especial. Llevamos cinco años haciendo una casa que tiene solo un cuarto, por ejemplo. Creo que lo que más hacemos es escultura, que usa recursos de la arquitectura”, dice Cantú, que cuenta que el proceso creativo en Tezontle es libre, mucho más parecido al de un artista que al de un estudio de arquitectura. En ese proceso suele influir, sobre todo, el contexto personal. Como cuando hicieron la obra Tenaza para la Bienal de Arte de La Habana 2019, una escultura permanente que construyeron durante el evento con acceso limitado a suministros y permisos. Terminaron usando 10 metros cúbicos de material de casas derruidas, dentro de la base. “La lucha de construir la pieza se convirtió en parte de ella”, dijeron esa vez en Wallpaper, una de las varias revistas que ha reseñado su trabajo.

Su obra Papelillo, un sauna-escultura inspirado en un temazcal ubicado en la costa de Oaxaca, México, también tiene raíces personales. “Estábamos pasando por la pandemia, completamente desconectados, viviendo frente a la playa, y nos cuestionamos la vida actual, excesivamente conectada. Un sauna es un lugar donde no puedes tener una pantalla, porque se descompone. También se descompone el maquillaje, los peinados, el traje carísimo. Es un lugar de completa desconexión”, comenta Cantú a propósito de este proyecto que les comisionó la fundación Casa Wabi.

Mientras que por estos días planean o ejecutan una serie de proyectos -un nuevo cuerpo de trabajo escultórico, un mural en Nueva York, proyectos arquitectónicos en la costa de Oaxaca y unas casas muy experimentales cerca de ciudad de México-, su trabajo está siendo comentado en las principales universidades del mundo, como Harvard o Cambridge. Reciben practicantes de todas partes del planeta, quienes trascienden este sello, posteriormente, en sus creaciones, con otros contextos y otras escalas. “Me siento muy orgulloso de que nuestro trabajo ya tenga ese espíritu, o ese eco en otras partes”, dice Matos. Y, aunque evitan -e incluso arrancan- la posibilidad de convertirse en moda, sí están haciendo escuela. “Creo que hemos logrado una identidad muy propia, que la gente identifica nuestro trabajo, el que surge a raíz de una intuición no maquinada, muy libre, de cosas no tan controladas por nosotros sino más bien por el destino. Nos tardamos un rato en descifrar qué era Tezontle, pero siento que ya tiene un espíritu propio. Que ya no lo controlamos nosotros”, finaliza Cantú.

“Tezontle es el factor común entre Lucas y Carlos. Es ese punto en donde nos encontramos”. Carlos H Matos.

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2022-01-03T08:00:00.0000000Z

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